
Una dama en un poema tang de Xu Beihong (China, 1895 - 1953) 

Gilberto Aranguren Peraza
El poema
¡Sí! Ahí va el conductor
apurado. Su espíritu late
mientras muerde una almendra
Por el retrovisor observa el levantar
de las aves después de haber acelerado
Su fuego lo hace ir de un sitio a otro
Parece una ardilla sin color. Sus manos
frente al volante es una fibra de la tarde
imaginándose trepar por los árboles
mientras deja atrás la estela de polvo
Con cuidado mira el mundo bordado
según él - con el hilo de Dios -. El reloj
asustado y en la mente el dibujo
del día miércoles
¡Ay, si fuese más joven! - se dice
De seguro las palabras descansaran en la plaza
dejará sus vestidos en la banca
y sus labios fragantes a mango y a sidra mojarán
la de una joven postrada en la hierba
con anuncios de músicas ancestrales
Pisa nuevamente el acelerador y ve
el canasto lleno de abandonos. La llanura
frente a sus ojos rodeada de sonidos
y la llegada de la noche a la orilla inquieta
de la biblioteca
Todo palpita como si hubiera un árbol en la madrugada
sigue con miedo manifestándose con prisa
La misma mostrada por los novios cuando
se casan. Y su rostro, entero de gestos gozosos
se convierte en una antorcha sangrante. Porque
al fin en el papel dejado sobre la mesa, duerme
tranquila la misericordia del silencio
oculta en el alma.
copyrigth©gilbertoarangurenperaza
 



 
 
 
 
 
 
 
 
 
