Autor: Gilberto Aranguren Peraza
El cansancio desconoce el espejo donde la razón domina
y la noche
defiende en espera tu llegada.
Todavía continúa largándose el sonido
y la paciencia retorcida en el lunar de la izquierda
mira la gastada de miedos hecho sonrisas.
Desde entonces las huellas dormidas en la cobija de besos
atinan la promesa con tu voz dónde la sorpresa
de la desnudez ahuyenta la brisa colgada en la puerta.
Ay mi amor cerraré y tal vez encuentres
la piel en la avenida
con rastrojos de almuerzo de zamuros
y lágrimas formadas del mismo material de tu conciencia.