Autor; Gilberto Aranguren Peraza
En las noches cenaré con las sombras
tal vez junto a un despierto cigarro
abrumado de eucaliptos
veré a los espantos con su larga cadena
de miedos
esperando el arrullo del vino
y la montaña de meriendas
para la media noche.
Cerca de mí con las horas ahorcadas
cruzando los besos del otoño
los ojos de la ausencia
se abrigarán a tu silencio.
Y esperaré el violento desafío de las minúsculas
partículas de la oscuridad
pasaré en vela
creyendo la razón de tu pecho
con las rojas miradas atardecidas en las cortinas
y dormitadas sobre las almohadas
de hogueras e incertidumbres.
Muerta por la calma y sometida a la causa
mientras amanezca sosegada
la eternidad
ahuyentará la prisa
y se sorprenderá por los ratones.
Mientras el trigo regado un día en el piso
como polvo por los atrasos
huirá entronizandos los adioses
igual a los caballos cuando saludan
a los fantasmas
o cuando estos reposan dentro de las sábanas
y
debajo de la puerta con sus oídos en la pared.
Y ahí
desnuda
mirarás el intento de inspiración
porque mi cuerpo resbalará
ante la incoherencia desordenada
de tu despedida.