Autor: Gilberto Aranguren Peraza
Los hermanos de sangre
y leche de agua
se sientan en la mesa de guerra.
Sus risas asombran
al señor quien con rostro enemigo
los entrega a las trampas.
Sus manos agradecen
el cultivo del valle
sus verbos dilatados
espantan el perdón
mientras los seres almendrados
deambulan en las calles de gritos.