Autor: Gilberto Aranguren Peraza
Froto la frente
donde
resbala tu
negrura
entregándome al
silencio dejado en la habitación
culmino la
lección después
de haber pasado
años tejiendo
este suéter
de blancos
colmillos y fuerte aroma de azafrán.
Quien sueña con
ella yace
en la puerta detenida
y yerma
con la ausencia
oliendo
a pollo con
romero.
¿Sabrás de las
horas traídas por las emociones?
¿Y del desalojo
hecho después de haber
fabricado el pan
de la tarde?
Porque te vi
cerca de la muerte
cansada de mirar
ella pudo pararse
a tomar en sus brazos
al conejito de Pascua
guardado en el jardín
por la noche
justo en el
instante donde suspiras
dejando tu cara
entre mis manos
convertidas en
almíbar de frutas
recogidas en la
Primavera de Praga.
Y las ganas acorraladas
tocan
en lamentos por tu
cumpleaños
salido de la
botella de Aladino
quien sin
merecerlo apareció
sin avisar.
No queda otra
cosa si no la sed derramada
de vino
oscuro
comprado en el
automercado
donde los
curiosos
confusos
observan con
asombro
la aparición
agitada de Satán
mientras quedo
fotografiando el destino
desde mi ventana
de amianto por
el mundo
el mío
el tuyo
todos quedamos
boquiabierto
de tanto susto.
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