Autor: Gilberto Aranguren Peraza
“Oh
demonios, oh vírgenes, monstruos, mártires, almas
cuya
fuerza desprecia todo cuanto es real
siempre
tras lo infinito, ya devotas ya obscenas,
rebosantes
de gritos o repletas de llantos.”
Charles
Baudelaire
Condenadas
De:
Las flores del mal
de rostro nocturno
ríe como niño
¿sabrá lo difícil de reírse en este mundo
con inundaciones
y mañanas contaminadas?
No, él desconoce los llantos
sus promesas inconclusas
ruedan por los días
como cuando corre desnudo
temeroso de los mortales
y del despertar.
En su alcoba yacen la naturaleza y el tiempo
anclados en el espacio roto por los diálogos
su dramática opresión hace saltar a los sapos
a eso de la medianoche.
Por debajo de la puerta escucha
el murmullo de Dios arrimado a una sabana
colgada entre breves palabras
y vientos de almidón.
Por eso su permanencia en la casa de agua y fuego
envuelve la tristeza de los seres desplumados
nada, nada en sus manos
sólo cáscaras de un día de infierno
abrumadas en pedazos
mientras por su boca
salen a escondida las llagas de la humanidad.
Intenso!
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