Los niños de arroz
con su
dulzura sobreviven
a esta
calle de almohadas
en ellas oculto
la cara de la luna
y mis
manos sumergidas son un acordeón
de
medianoche en un salón de tango.
Con la
borla de la gorra
el desnudo del hombre sencillo
el perro girando la cola
el suicida mirando su ombligo.
Y el inocente
sin oficio
entra en
una gota de Universo
con una
nota en el máximo vacío
donde el
Big Bang
se detiene
en la entrada
de mi
boca y me ha cerrado toda
esta
especie de sonrisa.
Con la
borla de la gorra
el desnudo del hombre sencillo
el perro girando la cola
el suicida mirando su ombligo.
Porque el
paciente reloj medita relajado
en el
vientre de cenizas
y la raya
dibujada en el pantalón
es una grieta
convertida
sin descanso
en un
sendero sin retorno.
Con la
borla de la gorra
el desnudo del hombre sencillo
el perro girando la cola
el suicida mirando su ombligo.
Porque los
jadeos hechos al descargar la vida
mueren
cerca de un tumulto de escarabajos.
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