Mujer en tres estados de Edvar Munch (1895) |
Autor: Gilberto Aranguren Peraza
Con la temperatura del sexo
y la conciencia sin eternidad de muerte
la carne abre sus puertas
acariciando la noche.
El tiempo dividido
por las bondades de las penumbras
duda de los auspicios de mi estancia
con su dolor de agua y cal efímera.
Entonces pregunto
si la distancia calculada entre
mi existencia y tu silencio
han olvidado el sistema de tu calma.
Al mirarte recuerdo
cómo el olvido nunca perdona
aquella piel dulce envuelta en papel bond
con las manos desnudas.
Y la oscuridad con sus labios
estaciona sus cabellos en mis muslos
hasta sonreír
con las horas y sus designios.
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