Fotografía

Fotografía: Marisol Zurita Aguilera. Isla de Chiloé. Chile.

jueves, 6 de diciembre de 2018

Los labios de la oscuridad


 
Mujer en tres estados de Edvar Munch (1895)

 

Autor: Gilberto Aranguren Peraza



Con la temperatura del sexo  
y la conciencia sin eternidad de muerte
la carne abre sus puertas 
acariciando la noche.

El tiempo dividido  
por las bondades de las penumbras
duda de los auspicios de mi estancia
con su dolor de agua y cal efímera.

Entonces pregunto
si la distancia calculada entre    
mi existencia y tu silencio
han olvidado el sistema de tu calma.

Al mirarte recuerdo
cómo el olvido nunca perdona
aquella piel dulce envuelta en papel bond
con las manos desnudas.

Y la oscuridad con sus labios
estaciona sus cabellos en mis muslos
hasta sonreír
con las horas y sus designios.

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LOS RUIDOS DE LA CASA es una mirada íntima de los sonidos detectados por el espíritu como residencia suprema de los sentidos, en especial del sentido auditivo, el cual se afina para escuchar los sonidos que están dentro y que asoman el vínculo entre lo estético y la intangibilidad del alma. Las imágenes estremecidas por los ruidos se manifiestan y se van haciendo parte del cuerpo consolidando y convirtiendo la casa estremecida con los sonidos de Dios, en un canto donde el amor deja al dedo enredado en los hilos del mantel. Las imágenes del ruido, la casa, los fantasmas, la cama, la puerta, son un todo, son uno en la vida del espíritu del autor. “En mi casa hay miles de jarrones un perro llorón por las noches una sonrisa pegada en la pared izquierda una almohada en el salón de nieve y un cuarto de estrellas lleno de grillos.”