Autor: Gilberto Aranguren Peraza
Un hombre sonríe con olores de frutas
viaja en círculos a través de los andamios
suave con su silenciosa llave de la noche
conjura los olvidos manteniendo el tiempo
al lado de un corredor de ventanas hecho de ternura
y de manos emigrantes tejedoras de largos
viajes a través de aquellos brazos adoradores
de tierras sagradas y frágiles carreteras.
Sus murmullos y nutrientes de ombligos
son secretos de mariposas y susurros de años
apilados en los labios disipados y de cristal
por esta sed dejada en la soledad de la locura
su cuerpo trastornado de apariciones se humedece
mientras descubro una lámpara en sus ojos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario