Lucrecia como poesía de Salvatores Rosa (Italia, 1615 - 1673) |
Autor: Gilberto Aranguren Peraza
Con llave guardo en un lugar secreto
de mi casa a las dos lechuzas
danzantes como brujas.
Ellas despiertan al anochecer
y duermen cuando un rayo de sol se avecina
a la última pluma de sus cabezas
a eso de las seis de la mañana.
Son exóticas y muy bien dotadas
se clavan en mi cabello
y me dan zarpazos muy fuertes
cuando intento pensar en lo imposible.
Las dos: Lucrecia y Tarquinio
son oriundas de la noche
cuando ven pasar a la muerte
chirrean para delatarla
porque siempre pasa disfrazada por los pasillos
con un vestido de murciélago y ojos de buey.
No logro esperar las horas
dadas a la oración matutina
para agradecerles a estas aves
de la oscuridad
su particular compañía.
Son las lechuzas de mi memoria
Lucrecia alimenta cada palmo de mis recuerdos
y Tarquinio bebe el agua
dejada por los poemas
cada una es un brazo ejecutor
de este laberinto
en tierras ajenas.
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