Las manos son objetos menguados
ramas sepultadas
inmaculadas
con migajas propias
de un árbol confundido.
Las brasas que moldean su piel
son olores destinados
a morir en las tinieblas.
Su fragilidad fantasmal
dibujada en la camisa
es un tejido secreto
inflamado
en el rincón de los abandonados.
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