Autor: Gilberto Aranguren Peraza
“Sólo tu corazón caliente,
y nada más”
Federico
García Lorca
La tarde
lleva escondida
una vasija
con hierbas
un susurro
de harina
deslizado
por las manos
cordilleras
de miedo
seducidas
por las risas
dejadas por
aquella sombra
al lado del
libro asomado en el rincón.
Tímidamente
calman los respiros
quedando en
la cama las islas
después de
haber teñido la voz
con el color
de la leche
cuando un
vértice cruza de besos
los polvos
de la vergüenza
(en medio de
la noche)
convertidos
en murmullos
después de
haber sido
restos de
templados cuerpos.
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