Autor: Gilberto Aranguren Peraza
¿Qué
esperamos,
sentados cada
día
en el
sillón de anochecer, que tarda y tarda?
Fina
García Marruz
A un
anciano que quedó viudo
De los
humildes y de los héroes
En ebullición los ojos
abren el abismo posado en la puerta
el destino mira silencioso
cómo las fauces del perro
arrullan la espera del golpe en la ventana.
El jardín como libro apretujado
de murmullos de insectos
pide clemencia a los recuerdos
quienes deambulan sin temor
con una sortija en el dedo.
Pero la fragilidad
hace de lo suyo
la música ancestral sumergida
símbolo de alegría
huele el secreto del perfume del más allá.
Por la ventana se ven
a los fantasmas entusiasmados
bailan por las calles
adornados con franelas de algodón
sus danzas conmovedoras brillan
como el jazmín convertido
en sonrisas de escarabajo.
Como un breve despojo de la noche
las nubes de arándano murmuran en la entrada
de este fragmento.
Las hormigas con su sed
recorren las bocas olorosas a panadería.
La llovizna dibujada en el cuaderno
escucha el susurro dejado en la tarde
de fiestas sagradas
enigmas de los cuerpos entregados
a un largo camino evangélico
dador de banquetes con lámparas de aceite
y vinos en vasos de barro.
Juntos recorreremos
sin remedio la vida
tanto como la piel
hasta ensancharnos como gomas de agua
en flor de invierno
y cuando aparezcan las miradas
ancianas en el escenario de la duda
con la señora de las horas
sumergida en la orfandad
lloraremos la incapacidad de esta forma de existencia
atada a nuestras espaldas.
Me encanta. La vejez es uno de los temas principales de mi primer libro de poemas (podéis ver algunos extractos en mi blog lluviaenlamemoria.blogspot.com). Ojalá las personas fueran más conscientes de hacia dónde se dirige inevitablemente su vida de vanidad.
ResponderEliminarGracias Iria por tus comentarios tan pertinente, revisaré con gusto tu blog, de hecho lo colocaré en mis ventanas para la revisión permanente. Un abrazo.
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