Celebración familiar de Valentina Monakhova (Rusia, 1932) |
Marcos 2, 14 - 17
Gilberto Aranguren Peraza
Cómo de fácil Leví, el joven cobrador,
decidió seguirle
cuando difícil es optar, a sabiendas de las muchas veces
de la pronunciación de nuestros nombres.
Aquel joven sentado a la orilla de la calle,
no lo pensó tres veces. A mí
perdóname,
yo pienso mucho.
Él no lo pensó. De inmediato se levantó y le siguió.
No sólo eso, preparó comida
y se sentó a su lado.
Mucha gente gusta sentarse al lado de gente famosa.
Me imagino su deseo: conocerlo,
estrechar su mano,
sentir su calor.
Es porque nadie en el mundo está sano.
Levantarse y seguir a alguien es
vivir el riesgo
es no dar importancia a las habladurías.
Pero en la casa de Leví se armó la celebración
por la salud
con alegría sublime
alrededor de la mesa
la amistad sanó heridas y enfermedades
mientras afuera en el mundo real
las señales de ira y violencia,
alientan a vivir en discordia con el prójimo.
Por eso seguir es un riesgo
y el chico no miró hacia atrás.
La fiesta dada en aquella casa
sana las enfermedades, sentarnos también
alrededor de la mesa
nos cura definitivamente.
copyrigth©gilbertoarangurenperaza
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