Tres muchachas de Amrita Sher-Gil (Hungría, 1913 - 1941) |
Gilberto Aranguren Peraza
Ellas
Cuando niño conocí, por cosas del destino,
el inmaculado caminar de unos senos desprendidos
por las acequias. Recuerdo sentado en el porche
cómo se refrescaban con el agua ante el calor
de la tarde.
Nada sabía del sexo de los virus ni de las bacterias.
Sólo era ojos y asombros en una ventana.
Unas damas muy distinguidas, tres de ellas detenidas
en una esquina del callejón, preocupadísimas
por la condición de los microorganismos, creían
en el sexo microbiano y con el miedo en sus axilas
se preguntaban:
¿Dónde está su sexo?
La sospecha invadió todo el recinto, cuando
enramadas
despertaban y se acercaban con cautela al sexo
de las células. Las
pobres estaban confundidas con sus cabezas rapadas
y llenas
de flores rojas. Fue cuando definitivamente prefirieron
las migajas de la brisa y se escondieron entre
las sabanas
porque vieron a la luna detenerse en la puerta y
las descubrió
desnudas, y sorprendida se despidió con la mano
en la boca.
Ellas quedaron sentaditas en la cama y
ahí echaron raíces
y se obligaron a vivir en la incertidumbre
y aguantaron por muchas
noches el placer infinito
alojados en sus cuerpos.
copyrigth©gilbertoarangurenperaza
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