Autor: Gilberto Aranguren Peraza
Los muchachos
del barrio
bajan por el
río
angustiados
abren los
cuerpos
frente al
abismo
pronuncian
cada sílaba
una a una
mientras en
las madrugadas
aprietan los
senos
como si fueran
harina.
Ellos
despeinan los quejidos
hieren las
puertas
y duermen en
un código
entre el
vértigo y el desconsuelo
con sus
rostros afeitados
se van sin
despedida
y todo queda
en sus manos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario