Anciano rezando de Julian Falat (Polonia, 1853 - 1929)
De todos modos envejeceré
de: Gilberto Aranguren Peraza
Cuando te quedas junto
a la puerta
parada
inmóvil
exigiendo de mi parte la admiración
la comunicación se obstaculiza.
Me obligas a ver y a reconocer tu presencia.
A mí nadie me ve llegar. Aunque a ti
te ven en la calle con ojos de sapo
y sonrisa marina de león.
Abro la puerta y en silencio entro soltando
toda la tragedia de la calle.
Para eso existe el hogar.
Aunque llegue temprano y asista
de prisa a esta nocturna espera
siempre he de dormir junto
a la persona amada.
Mi vida lleva prisa, cosa no revelada
en la tuya.
Soy como un móvil sin frenos
me fatigo desde el alba hasta el ocaso.
He dejado de pensar en la fama,
en el dinero,
en la búsqueda de la perfección.
Nada de eso tiene sentido.
Podré tener el dinero, podré tener
la fama
pero poco a poco voy perdiendo
la gracia
dada a los cuerpos en las épocas
de la añorada juventud.
Así, no queda otra cosa: soportar tranquilo
el pasar mientras te quedas en la puerta,
observándome,
tranquila
sonriendo con tus labios de alambre.
Aún queda la rapidez mental
mientras los huesos y la carne se van
transformando en sus derivados y poco a poco
y sin sorpresas caemos en el suelo
a veces impregnamos el ambiente de un aroma
de lástima mientras el amor se va despidiendo
en las vitrinas repletas de fotos y piezas
para soportar el Alzheimer.
En consecuencia una gran parte de la vida
llena de horribles malestares:
presión arterial
arterosclerosis
dolor lumbar
glaucoma
diabetes
manchas de piel
dolor de rodilla…
se va sentada en un autobús mientras
comemos bollitos en hojas de maíz con frijoles
y queso blanco
gracias a Dios de algo nos morimos.
Pero sabes, mi sentido de la realidad posee
un ajuste dotado de claridad
para no aceptar este juego al cual quieres
someterme
lo tuyo es una triste ficción.
Esta autoridad espiritual
es la salvación de mi vida. Me ayuda
a expresarme y a estimular,
aun en los graves momentos,
mi silencio.
Porque frente a ti, parada en la puerta,
es preferible mirarte
y callar
no estancarse en tus dolores
ni en tus sufrimientos.
Hoy día dejo a las piedras golpear
mi tenso cuerpo
aún tengo músculos y fuerza suficiente,
para pasar a tu lado, abrir nuevamente
la puerta
y dejarte sola en la sala.
Total, de todos modos
envejeceré.
copyrigth©gilbertoarangurenperaza
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