Curva en el camino de Paul Cézanne (Francia, 1839 - 1906)
Gilberto Aranguren Peraza
El
camino
Mi madre siempre tuvo ese
dolor en su cuerpo.
Siempre
lo llevó con ella. Desde
niña. Un malestar
iniciado desde aquella
mañana en su memoria
cuando mi abuelo se dio a
la fuga, para nunca
más saberse de él. Mucho se
dice
de su vida en Acarigua,
donde formó una familia
nueva. Mi madre no superó
ese abandono, por eso
jamás nos perdonó cuando de
su lado nos fuimos.
Tremendo trauma nos dejó el
abuelo.
Un día, siendo yo bastante
chico me puso a caminar
con ella por la orilla de
una carretera. En su inmenso
silencio me condujo entre matorrales
y piedras,
parándose de vez en cuando.
Yo temeroso de aquel
desafío, abría los ojos
sorprendidos de cada paso dado.
Mi madre no hablaba, hasta el
momento de encontrar
lo buscado: un camino entre
los bosques xerófilos.
Por ahí nos fuimos, montaña
arriba. Cuando desde
la cima miraba hacia abajo,
y veía la carretera y a los
carros pasar, me imaginaba
a mi cuerpo flotar en un
auto y a mis ojos posados
en la ventana como cosas de
niño preguntaba a mi padre:
¿Qué harán esas dos hormigas
paseando en la montaña?
Pero no sería así, mi padre
no respondería, mucho
menos manejaría un auto peor
aún, ni siquiera
estaría en cuerpo presente
porque fue el gran
ausente de mi vida. Continuamos
el camino hasta perder
de vista desde arriba a la
carretera y a los autos. Habían
desaparecido de repente ya
nada de lo que veía
me parecía familiar, el
camino se alargaba y se hacía
ancho y angosto según los
matorrales.
Pasamos media mañana
caminando y ella en silencio,
miraba su reloj. En un
abrir y cerrar de ojos pudimos
divisar una vivienda: pálida
pero bonita con paredes gruesas
y con un patio inmenso orientando
hacia la puerta.
Fue cuando dijo ¡Llegamos! Y
ahí respondí a una pregunta,
hecha por mí siempre cuando
viajaba y veía una casita
metida en las montañas: ¿Cómo
vivía esa gente?
¿Cómo llegaban hasta ahí? Ya
el misterio había sido
descubierto. Y mi madre
después de cincuenta años,
se sentó al lado de su tía
para preguntarle por el paradero
de su padre.
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